Es ese simple hecho el que me mata, el que me destroza. Saber que no te sientes importante en mi vida aún siéndolo y mucho. Puede que no te lo demuestre como debería pero es que no me sale de otra forma. Yo soy así, y lo sabes. El romanticismo excesivo está fuera de mi vida desde hace siglos. El orgullo forma parte de mi vida constantemente. Soy de las que no le gusta enamorarse por miedo al fracaso, y aunque tú me prometas que siempre me harás feliz todavía no consigo romper esa coraza. Espero que comprendas que como esos tengo mil defectos más, y que por culpa de ellos no alcanzo a decirte que lo eres todo para mí. Por eso ahora aprovecho para decirte que si tú no estás nada es lo mismo, que necesito de ti para mi existencia y que no me arrepiento ni un puto segundo de que formes una gran parte de mí.